lunes, 24 de junio de 2019

DETALLES CURIOSOS DEL RODAJE DE ALADDÍN


1.- Will Smith extendía su papel de Genio a los ratos fuera de escena, donde bromeaba acerca de cumplir los deseos de los actores del set.
2.- La escena de las jaleas fue en su mayor parte improvisada, y el director decidió dejarla así para que tuviera mayor frescura. 
3.- Mena Massoud llevaba durante el rodaje un muñeco de Aladdín, ya que ésta era su película favorita cuando era niño. 
4.- La actriz Naomi Scott está casada con el futbolista Jordan Spence, quien los acompañó parte del rodaje y también de la promoción. 
5.- Mena Massoud es vegano, y ha participado antes como actor de voz para algunos videojuegos, como Watch Dogs.
6.- Will Smith sabe un poco de español. 
7.- Como parte de la promoción de la cinta, los actores principales cantaron y bailaron en los semáforos de los Ángeles, cuando se ponía el alto. Algunos no los reconocían y les tocaban el cláxon para que los dejaran avanzar. 
8.- La secuencia de Jazmín interpretando la nueva canción "Sin palabras" se grabó en una sola toma. Ella le puso mucha emoción y al final, necesitó un rato para reponerse. 

9.- Los actores se volvieron muy buenos amigos.
10.- Mena y Naomi grabaron la canción "Un Mundo ideal", de rodillas, sobre una plataforma que se movía, teniendo que mantener el equilibrio.

TOY STORY 4, ¿ES DE SABIOS CAMBIAR DE OPINIÓN?

Antes de que lean, advierto que hay spoilers.. Si no la han visto, es momento de cerrar la página...
¿Bien? Continuemos entonces...

Me negaba a ver la historia de una cuchara de plástico que suponía muy para niños pequeños, ¡y sí lo es!, pero a la vez es también una reflexión acerca del rumbo de la vida. De hecho, más allá del nuevo personaje, el protagonista sigue siendo Woody, quien cambia de planes...


Para empezar a cuestionarnos si se trata de incongruencia o evolución en la trama de la saga, recordemos algunas premisas en el argumento de las películas anteriores que se contradicen, derrumban, o por lo menos se ponen en duda, en la más reciente cinta:

1.- Cuando parece que Woody se ha convencido de quedarse con sus compañeros vaqueros para irse a un museo, Buzz le recuerda la función de los juguetes que él mismo le enseñó: estar con un niño. Y le enseña su pie con el nombre de Andy.


2.- Parecía ser que por encima de su romance con Bo, su amistad con Jessy o su camaradería con el perrito salchicha, Woody sentía una hermandad muy fuerte con quien de ser su rival paso a ser su mejor amigo (sin contar a Andy, por supuesto): Buzz. Por eso, cuando deciden quedarse con Andy a pesar de saber que éste va a crecer, dice Woody que será interesante saber lo que ocurra, pero que cuando eso pase, estarán ellos dos para acompañarse...

3.- Cuando Andy regala sus juguetes a Bonnie, le dice: "Lo que realmente hace especial a Woody es que jamás te abandonará, no importa lo que suceda...".
 

Quienes ya han visto Toy Story 4 sabrán que a esas frases, que parecían ser clave en los argumentos, se las lleva finalmente la fr... que diga, el viento; ya que en la nueva película:
1.- Se concede que la función de los juguetes no es sólo tener un dueño, sino que pueden tener una vida independiente por sí mismos y ser al mismo tiempo felices.
2.- La hermandad de Buzz y Woody no es que se termine, pero descubren otras prioridades.
3.- Aunque al principio Woody trata de cumplir lo que dijo Andy acerca de él, finalmente, se aleja de Bonnie.

Ahora la pregunta es: ¿esto arruina la historia o simplemente nos plantea una nueva perspectiva? Para algunos juguetes, vemos que sigue siendo válido acompañar a un niño, es más, lo anhelan. Mientras que para otros, tal vez esa función ya terminó. De hecho, uno de los que se da cuenta, en el caso de Woody, es el mismo Buzz, y lo que podría parecer como una traición a la esencia de la obra, se convierte en una variación o cambio de rumbo, tal vez necesario. Es lo nuevo que nos entrega esta película, que, de otro modo, habría sido una repetición del núcleo argumental de las cintas anteriores, regresando todos juntos con su dueño (aunque en este caso, ya no con Andy, sino con Bonnie).

Algunos se plantean qué hará Andy cuando descubra que Bonnie "extravió" a Woody, pero más bien fue Woody quien se permitió cambiar de opinión... Como pasa también en nuestras vidas.



miércoles, 19 de junio de 2019

RETOS SIMBÓLICOS EN LOS PROTAGONISTAS DE ALADDÍN..

TRES PERSONAJES: UNA MISMA LUCHA.

Aladdín enfrenta la pobreza en un mundo donde "no eres nadie" si no tienes dinero (...podría aplicar al nuestro). Jazmín, aunque es rica, se encuentra inmersa en una sociedad donde la mujer debe permanecer callada.. (..también aplicaría a la sociedad actual), y el Genio, aunque es un ser sumamente poderoso, está sujeto a la voluntad de su "amo"..

En la nueva película de Aladdín convergen tres historias con un objetivo parecido: la libertad y el poder ser ellos mismos.

ALADDÍN: SER UNO MISMO.

El protagonista, si bien es "libre", tiene un estilo de vida (robando para sobrevivir) que espera trascender. Cuando obtiene un título nobiliario (aunque falso) y riquezas gracias al genio, parece que ha logrado su objetivo, pero descubre que lo más importante es afrontar la vida siendo quien es, sin aparentar ser otro. Utiliza entonces sus propios recursos y experiencias, además de reconocer sinceramente sus errores y -ahora sí- hacer lo correcto, aunque aparentemente no lo beneficie (después, es esa misma actitud la que lo hace ganar la recompensa).

JAZMÍN: DEFENDER LAS PROPIAS IDEAS.



La princesa, por su parte, se encuentra con leyes y tradiciones donde como mujer debe ser "admirada, no escuchada", cuando lo que desea es poder expresar sus propias ideas, y dentro de ello, llegar a ser sultana. No obstante, hay un momento en que piensa que tal vez deba ceder y dejar el anhelado puesto en las manos de Aladdín (SPOILER): "No sé porqué pensé que podría ser yo" (sultana). Pero Aladdín la regresa a su idea original: "Porque sí deberías ser tú". Ella, necesitando tal vez una reafirmación en el otro de esa posibilidad, pregunta: "¿Lo crees así?, y él la regresa de nuevo a ella misma, contestando: "¿Importa lo que yo crea?". Más adelante, en la cinta, ella expresa su valentía no quedándose callada ante Jaffar, el "nuevo Sultán", y defendiendo lo que piensa.

GENIO: EN BUSCA DE LA LIBERTAD...

Ahora pasemos al Genio, quien a pesar de ser muy poderoso, está sometido a los deseos de sus "Amos", como un esclavo. Una coincidencia es que en esta cinta, el fenotipo de Will Smith, históricamente estuvo también sometido a la esclavitud, donde ni siquiera consideraban a las personas de color "personas", o al menos no personas con derechos. Por eso las veces en que dice "quisiera ser libre", "quisiera ser... persona... como tú", o al final (SPOILER) cuando dice a su ex amo acerca de las jaleas: "Tómalas tú mismo", cobran un significado especial. El Genio finalmente obtiene la libertad y decide su propia vida.

martes, 18 de junio de 2019

MIRAMAR (fragmento de un poema de Carducci).

Poema de Giosué Carducci (fragmento)

Para el poeta italiano Giosuè Carducci, el fusilamiento de Maximiliano fue en parte una redención simbólica para su dinastía, ya que consideraba injusto el imperialismo de los Habsburgo (el cual Italia también padeció). No obstante, pensaba que Maximiliano, en parte, "era el mejor de ellos". He aquí un fragmento de su poema "Miramar":


"Entre bosques inmensos de magueyes, 
nunca mecidos por benignos vientos, 
se encuentra en su pirámide, que emite 
lívidas flamas, 
por la neblina tropical, el dios 
Huitzilopochtli, que olisquea tu sangre, 
y el piélago surcando, con sus ojos 
te aúlla: ¡ven! 
¡Cuánto ha que espero! Los feroces blancos 
destruyeron mi reino y mis santuarios: 
ven, oh devota víctima, oh bisnieto 
de Carlos Quinto. 
No a tu infame prosapia purulenta, 
o ardiendo en su furor real, quería; 
sino a ti, y hoy te tomo, renacida 
flor de Habsburgo; 
y a la gran alma del señor Cuauhtémoc, 
que aún reina bajo el pabellón del sol, 
te doy en hostia, ¡oh puro, oh fuerte, oh bello 
Maximiliano!"

TESTIMONIOS DEL FUSILAMIENTO DE MAXIMILIANO

*Investigación, redacción y transcripciones: Dhyana A. Rodríguez. 
Varios personajes fueron testigos del fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, Miguel Miramón y Tomás Mejía en el cerro de las campanas. He aquí algunos de ellos..

TESTIMONIO DEL BARÓN DE MAGNUS (fragmento):
“Varias veces el emperador miró hacia arriba. El cielo estaba sin nube alguna y con un sol radiante y caluroso. Hubo un maravilloso clima, tal como lo había deseado el desgraciado monarca para el día de su muerte. Llegó la hora de morir. El emperador se despidió con gran afecto de sus compañeros de infortunio, abrazó a su padre confesor, besó el crucifijo y lo devolvió al padre Soria. Luego les dio unas monedas de oro a los soldados del pelotón para que solamente disparasen contra su pecho…
(...) Con una expresión suave, indescriptible, pero inolvidable para mí, S.M. primero volteó la cara a la izquierda, y luego a la derecha, mirando a su alrededor. Inmediatamente después sonó la descarga".


TESTIMONIO DEL DOCTOR HILARIÓN FRÍAS Y SOTO (fragmento):
“El día 19 de junio la mañana estaba serena, tibia, azulada. Los rayos del sol naciente apenas besaban las cimas de las montañas. Los troncos de los árboles desgajados por el cañón, arrojaban nuevos retoños que impregnaban el ambiente con sus frescas y perfumadas emanaciones.
Yo presencié el consejo de guerra que los condenó, yo escuché la fusilería que desgarró el pecho del emperador coronado por la Francia (...).
Maximiliano, antes de caer, al pararse en su puesto, lanzó una última mirada a aquel cielo purísimo impregnado con la luz suave y cintilante de la mañana. (…) Yo vi aquel rayo de fuego que se desprendió de sus ojos azules; era la mirada ávida, anhelante, que daba, antes de apagarse para siempre, el último adiós a la vida. De aquella pupila de un azul intenso como el cristal de un lago, ví salir aquella luz postrera de la existencia, recorrer como un relámpago el valle donde se reclinaba la ciudad con su tórax de piedra desgarrado por el cañón, llegar a la cima de la montaña, y ya allí, perderse en la inmensidad”.


TESTIMONIO DEL DOCTOR CALVILLO:
“Los sentenciados descendían de los coches: Maximiliano, bajó con desembarazo y marchó firme al parecer, al sitio designado; noté que Miramón flaqueó, de pronto al echar a andar; pero luego se rehízo y se dirigió al punto con paso apresurado; sólo Mejía, completamente abatido, lo conducían dos frailes franciscanos uno por cada brazo (…) “Maximiliano, que ocupaba el lugar de en medio, se separó de allí y se fue a colocar a la izquierda de Miramón”.
Mejía abrazaba un crucifijo. Se prepararon las detonaciones y Mejía apartó la cruz de su pecho, Miramón indicó con su mano el lugar del corazón y Maximiliano se abrió la levita sosteniendo las solapas de la misma con ambas manos.
Calvillo se detuvo antes de llegar más cerca para esperar a que pasaran esos momentos. Después de disiparse la nube de humo que cubrió a las tres figuras, el doctor echó a correr para corroborar la muerte de los sentenciados:
“Al que primero abordé fue a Mejía; jadeante y desalentado, le tomé el pulso; más sin duda mi aturdimiento no me permitió percibir los latidos de la arteria, pues al auscultarlo, oí que el corazón estaba latiendo tumultuosamente. Tomé mi sombrero y me levanté”
“¿Qué está vivo?”, preguntó el oficial.
Calvillo no pudo responder, pero el oficial comprendió y ordenó dar el tiro de gracia en el corazón. Mejía se llevó la mano izquierda a la herida, dejándola caer luego, al fallecer.
Enseguida el doctor se dirigió a Maximiliano, a quien también tuvieron que dar un tiro de gracia apoyando el fusil en su pecho, pues continuaba vivo. La detonación encendió por unos momentos su ropa, siendo necesario arrojarle agua para apagarla. Calvillo cercioró entonces su muerte.
Después inspeccionó a Miramón, “cuyo aspecto tranquilo, revelaba una muerte instantánea y sin sufrimiento alguno”.“Todos estaban profundamente alterados, oficiales y tropa…”.
Calvillo fue a sentarse en una peña, que estaba inmediata a Maximiliano, "contemplando a aquel infeliz, víctima de su credulidad y de su ambición”. Los mechones del cabello de éste estaban alborotados en sus sienes hacia arriba, su barba dividida en dos, los labios contraídos y los ojos abiertos
“Aquella mirada sin vida que me parecía estar fija de soslayo sobre mí, me producía una sensación penosa; y me apresuré a bajar los párpados, que al soltarlos volvían rebeldes a abrirse paulatinamente tomando sus ojos en aquel instante una expresión de amargura y doloroso reproche, hasta que por fin logré cerrarlos, sosteniéndolos algún rato”.
“La presión de mis dedos, hizo brotar una lágrima, cuyo aspecto me trajo a la memoria a su desventurada viuda, a quien tal vez estaba consagrada”.


TESTIMONIO DEL PADRE SORIA..
El doctor Basch escribió en sus memorias que él era el encargado de acompañar a Maximiliano al paredón, no obstante, en el último momento, sintió que le faltaban las fuerzas, y confió esa labor al padre otomí Soria, confesor de Maximiliano. Este sacerdote le contó posteriormente a Agustín Rivera esos momentos de la siguiente manera:
"En la tarde del mismo día 18 fui a visitar a Escobedo para arreglar la hora en que le debía decir la misa a Maximiliano al día siguiente. Le dije: Diré la misa a las siete, y me contestó: No, señor, dígala usted a las cinco. Le fui a comunicar esto a Maximiliano, y me contestó: '¡Ah, ah, quiere decir que la cosa ha de ser temprano!' Bien, bien, a las cuatro de la mañana me tiene usted listo. En efecto, fui a las cuatro de la mañana y ya lo encontré con la cara lavada, muy bien peinado y vestido con aseo. Lo volví a confesar, dije la misa, después de ella le volví a administrar el sagrado viático, dimos gracias, se desayunó, y platicamos un rato.
A las seis de la mañana comenzaron a sonar los tambores y las cornetas en el patio, y por la escalera subía la tropa que iba a conducir a Maximiliano al suplicio. Este se puso muy pálido y cortó la conversación. Esta fue la única vez que lo vi turbado. Salimos luego de la celda, y cuando íbamos en el corredor ya él iba con su color natural y sus modales fogosos.
Luego que montamos en el coche comencé yo a temblar, porque me dio una especie de convulsión, y Maximiliano sacó luego del bolsillo un pomito con álcali, y aplicándomelo a las narices me decía: '¡Oh, no, no hay que tener miedo, no hay que tener miedo!' De manera que, en lugar de auxiliarlo yo, él me iba auxiliando a mí, ¡ja!, ¡ja!, ¡ja!
Maximiliano llevaba en la mano derecha un pañuelo y un crucifijo mediano de bronce, de mi propiedad, que tengo siempre sobre la mesa de mi estudio, y en la izquierda llevaba un rosario que le había regalado su señora madre. Luego que el coche paró al pie del Cerro de las Campanas, Maximiliano se puso el sombrero, el cual era de color morado obscuro, de felpa y de copa baja, y luego se lo quitó y arrojó en el asiento del coche, diciendo: '¡Ah!, esto ya no sirve'. Trató de abrir la portañuela, y no habiendo podido hacerIo pronto, se salió del coche sin abrirla, lo que me admiró, porque era muy largo, e iba subiendo tan aprisa por el cerro, que no lo podía alcanzar.
Estando parado Maximiliano en el lugar donde lo iban a fusilar, me entregó el crucifijo, el pañuelo, el pomito con el álcali y el rosario. Antes me había encargado que remitiera el rosario a la archiduquesa Sofía. Dio algunos pasos hacia los soldados que lo iban a fusilar, llevando algunas onzas de oro en la mano; el oficial que mandaba la ejecución, le dijo: 'Atrás'; Maximiliano le dijo: '¿No se permite darles esto?'; el oficial contestó que sí y Maximiliano se acercó a los soldados y dio a cada uno un maximiliano, que era una onza de oro de a 20 pesos, con el busto de Maximiliano. Luego que fusilaron a los tres, hubo una gritería de: '¡Muera el Imperio! y ¡Viva la República!'; sonido de tambores y cornetas y desfile de tropas, y yo me quedé parado y entontecido, hasta que un oficial se acercó a mí, y me dijo: Padre, la misión de usted está concluida, y me parece que no está usted en su lugar. Luego bajé de prisa por el cerro, me metí en el coche, me fui a mi casa y estuve algunos días en cama, enfermo del estómago. Después un alemán me ofrecía 500 pesos por el crucifijo y yo no se lo quise vender, diciéndole que también quería conservarlo como un recuerdo".

lunes, 17 de junio de 2019

La Última Lágrima del emperador...

EJECUCIÓN DE MAXIMILIANO, MIRAMÓN Y MEJÍA
Por: Dhyana Angélica Rodríguez Vargas
 
El 19 de junio de 1867 amaneció un cielo azul y despejado. Maximiliano había dicho en un día así quería morir… ¡y se le cumplió!, además de ser ejecutado en la cima de una colina (el Cerro de las Campanas), tal como había imaginado en uno de sus poemas de juventud:
“QUIERO MORIR EN LA ALTURA”

“Me dicen que la hora es triste,
sin embargo, no quiero un llanto
El mundo de color se viste
y me despido con un canto

dando gracias por la hermosura
aue abarca mi visión
auiero morir en la altura
due calma mi corazón

Quiero entregar mi vida
en tu más bello altar
En la hora de partida
en una cumbre quiero estar

Hay una brisa refrescante
como un beso de la aurora
Después de mi vida errante
tendré la paz en esta hora

Ya no me asusta la muerte
veo que es libertad
Ya no lamento mi suerte
pero arriba quiero estar (…)”[1]

Había una barda de adobe improvisada en el lugar donde sería la ejecución y pequeñas cruces marcando el sitio de los sentenciados; además de tres pelotones de fusilamiento, de los cuales, los mejores tiradores habían sido destinados al centro, donde se supone, estaría Maximiliano de Habsburgo. No obstante, éste le cedió su lugar a Miramón, como último homenaje a su valentía.


Se despidieron entonces los tres sentenciados entre sí: Maximiliano, Miramón y Mejía, y el archiduque dijo a sus compañeros que se volverían a ver en unos momentos. El general Miguel Miramón sacó un papelito escrito a lápiz y leyó con voz firme: 

"Mexicanos: en el Consejo, mis defensores quisieron salvar mi vida; aquí pronto a perderla, y cuando voy a comparecer delante de Dios, protesto contra la mancha de traidor que se ha querido arrojarme para cubrir mi sacrificio. Muero inocente de ese crimen, y perdono a sus autores, esperando que Dios me perdone, y que mis compatriotas aparten tan fea mancha de mis hijos, haciéndome justicia. ¡Viva México!"[2]

Maximiliano, por su parte, después de haber dado a los miembros del pelotón un "Maximiliano de oro" (monedas de la época con su efigie), para que tiraran bien, exclamó: "Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México!"[3]

Mejía no dirigió ningún mensaje a los espectadores, pero dijo para sí mismo: “¡Vírgen santísima!”[4]

Hilarión Frías y el Barón de Magnus, que miraban la ejecución, recordarían después en sus escritos que Maximiliano miró al cielo de izquierda a derecha (como queriendo llevarse esa imagen del panorama al más allá), y se desabrochó la levita, esperando los disparos. Miramón indicó el lugar del corazón con su mano, y Mejía apartó de su pecho el crucifijo que tenía para que las balas no cayesen sobre él. 
Los pelotones dispararon al mismo tiempo y los tres hombres cayeron, aunque sólo Miramón murió instantáneamente, con balas muy certeras en el corazón.
El Doctor Calvillo, que había sido llamado para dar constancia de los fallecimientos, revisó a Mejía con el estetoscopio y descubrió que todavía le latía el corazón, así que tuvieron que darle un tiro de gracia, ante el cual Mejía se quejó levemente llevando su mano al corazón. Después de otro disparo más, murió.
 
Maximiliano, por su parte, todavía se movía y trataba de decir algo, que algunos interpretaron como las palabras: "Hombre, hombre"[5]. Le dieron un tiro más, pero además de no caer en el corazón, le encendió la levita. Tüdos, que estaba cerca, le echó agua para apagarla. El ex emperador tiró del chaleco y le tiró un botón, tal vez por la sensación quemante; aunque de acuerdo al doctor Bash, pudieron haber sido movimientos reflejos. El capitán pasó entonces a otro de los soldados y le señaló con el sable el lugar del corazón… pero el fusil se trabó, y así sucedió con otro más. Sólo el tercero, disparado por el joven soldado de dieciocho años, Aureliano Blanquet (según sus testimonios)[6], funcionó, y la vida de Maximiliano terminó.

El doctor Calvillo confirmó la muerte y observando que Maximiliano había quedado con los ojos abiertos, se los cerró, contando después en su informe que debido a la presión de sus dedos, había salido de ellos una lágrima.
 
Llegaron los ataúdes y los cuerpos fueron puestos en ellos, pero Maximiliano, debido a su alta estatura, no cupo en el suyo, sobresaliéndole los pies. No hubo más remedio que llevarlo así y al verlo, algunas personas del pueblo (sobre todo mujeres) se conmovieron y lloraron. Su destino, por el momento, era el Convento de las Capuchinas, donde se realizaría el embalsamamiento por parte del gobierno, al igual que el de Tomás Mejía, en la Iglesia de San Antonio. El cuerpo de Miramón, por su parte, sería tratado y embalsamado a cuenta de su familia en la casa conocida como “de la Zacatecana”, donde vivía la señora Cobos, amiga de Concha Lombardo de Miramón.

El archiduque y sus dos principales habían sido juzgados de acuerdo a la ley, y cumplida su sentencia se daba fin al Segundo Imperio Mexicano.





[1]Maximiliano de Habsburgo, Auf einem Berge will sterben (traducción de Wolfang Ratz).

[2]SANCHEZ NAVARRO Y PEON, Carlos, Miramón, el caudillo conservador, página 286, Editorial Jus. México, 1945.
[3]Calendario histórico de Maximiliano de 1869, página 30, Imprenta de Juan Neponucemo del Valle. Editores González y cía, 1869.
[4] RAMÍREZ ÁLVAREZ, Guadalupe, Leyendas de Querétaro, (página 150), Editorial Noamaxey, 1967.
[5]“El pelotón de fusilamiento, ¿quién dio el tiro de gracia a Maximiliano?” (página 30). Documento de la Biblioteca digital Alfonsina, no. 1020003864
[6]Ibid, página 31

¡DESMENTIDO! JUSTO ARMAS NO FUE MAXIMILIANO

El comienzo de la leyenda...

Esta leyenda inicia porque en el Salvador existió un señor muy educado llamado Justo Armas, del cual algunas personas pensaron que se trataba del fallido emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, porque sabía hablar muy bien alemán, tenía algunas cosas del Segundo Imperio Mexicano, como cubiertos y cristalería, y porque sabía de buenas maneras como si hubiera estado en una corte.

Rolando Déneke, varios años después, con lo que le contó su abuela (que de niña conoció a Justo Armas) y lo que se decía en ese tiempo, ideó la hipótesis de que ambos personajes fuesen el mismo. No obstante, para ello, tuvo que adaptar muchas circunstancias, que en ocasiones, entraron con fuerza de calzador (además de que desconocía detalles del fusilamiento e información que recientemente ha salido a la luz). He aquí algunas de sus premisas y cómo han sido desmentidas... 

1.- EL "PARECIDO..."

De entrada, observemos las fotos, ¿se parecen?      

                                     

Quizá en algunos rasgos, pero la nariz y la forma de la cabeza son distintas. Sin mencionar que de haberse tratado de Maximiliano, éste hubiese muerto como Justo Armas a los 104 años. Una edad bastante avanzada para aguien como Maximiliano, que se enfermaba a menudo. 

Tal vez pudo haber sido un Habsburgo, pero más joven, como el hijo mayor de Francisco José, Rodolfo de Habsburgo. Viéndolos, se parecen un poco...


Pero, sucede que Rodolfo murió joven (se suicidó) e incluso hay fotos de su cadáver, además del testimonio de su hermana Valeria, quien narró en su diario como fue su velorio. Así que, no puede ser...

¿Se parecía entonces al emperador de Austria, Francisco José (hermano de Maximiliano)? Quizá. Algunos piensan que pudo haber sido algún hijo ilegítimo, pero eso tampoco se ha comprobado...

Déneke menciona que, según su abuela, en una ocasión fueron a buscar a Justo Armas, personas de la realeza austriaca, pero que él se negó  a ir con ellos. Esto lo interpreta Déneke como consecuencia del pacto de familia que hizo Maximiliano con Francisco José antes de partir a México, en el que perdía sus derechos dinásticos. Su hipótesis es que Maximiliano entonces ya no quiso aceptar. 

(No obstante, ahora vamos a mencionar más razones por las que NO es posible que Justo Armas sea Maximiliano).


2.- FOTOGRAFÍAS. 

Déneke dice que no hay fotografías del fusilamiento de Maximiliano ni de su cuerpo. En el primer caso, no las hay, porque prohibieron tomar fotografías, no obstante, hay una fotografía basada en una litografía y en un dibujo del fotógrafo Aubert. quien estuvo presente en el fusilamiento. 

                                     

Asimismo, existen fotografías del cuerpo de Maximiliano, ya en su ataúd, tomadas por el mismo Aubert, así como de su ropa ensangrentada: 


Dice Déneke que en todo caso, Maximiliano no se parece a esa foto que le tomaron, ya muerto. No obstante, hay que recordar que durante el proceso de embalsamamiento, el cadáver se desecó un poco, le cortaron parte de la barba, que antes traía más larga (*una parte de ella, se le quemó antes con una granada  y después del recorte eso ya no se ve (además de que le creció en el tiempo en el que la ciudad estuvo sitiada); y tiene ojos de vidrio de color negro (esto último fue porque no se encontraron de color azul, como eran los de él).

Al respecto de los ojos, Déneke dice erróneamente que los republicanos dijeron que se le habían dañado con las balas y que por eso se le habían cambiado. ¡Error! 1.- Los republicanos jamás dijeron eso. 2.- Las balas no le dieron en la cara. 3.- Se le tuvieron que poner ojos de vidrio porque en un embalsamamieto como el que le hicieron (mezclado con técnicas egipcias), es necesario retirar éstos. Entonces, o se dejaba al cuerpo con los párpados cerrados (como se dejó a Mejía y a Miramón) o se le ponían unos de vidrio. 

Hay otra fotografía que se ha dicho que es de Maximiliano después del segundo embalsamamiento, y en ella sí que no se parece, pero esto es porque no se trata de Maximiliano, sino del presidente uruguayo Venancio Flores, quien por error, ha sido confundido (dado que murió por las mismas fechas en que el cadáver de Maximiliano fue llevado a Europa).



3.- MASONERÍA.

Déneke dice que Maximiliano era masón, que por eso Juárez lo tenía que perdonar y lo indultó en secreto. 

Sin embargo, un amigo de Juárez, el prusiano Karl von Gagern visitó a Maximiliano en su celda en Querétaro precisamente para averiguar si lo era, y concluyó que no, porque no entendió las señas que le hizo con las manos, ni las palabras en clave que le dijo (no fue por el idioma, pues Karl también hablaba alemán). Esto lo escribió en una carta a Juárez. Asimismo, el doctor Basch relató en sus memorias que Maximiliano le contó de este encuentro, durante el cual, en efecto, Gagern le había dicho algunas frases extrañas, que Maximiliano no había sabido cómo interpretar. 

*Cabe decir que, de cualquier modo, aunque Maximiliano hubiese sido masón, siendo la causa tan grave como la que se manejaba, Juárez estaba en su derecho de no haberlo perdonado. 

4.- PELOTÓN DE FUSILAMIENTO.

Déneke dice que los republicanos contrataron a unos campesinos que no conocían a Maximiliano, para formar el pelotón de fusilamiento. 

Esto no es así, pues, aunque jóvenes, ellos eran militares:                                           

                                      

De hecho, el jefe del pelotón, el capitán Montemayor, fue a pedirle disculpas a Maximiliano unos días antes, por tener que cumplir con su labor. 


5.- ADN.

Déneke convenció a una de las descendientes de la familia Habsburgo de comparar su ADN con el de Justo Armas. No hubo resultados concluyentes porque la muestra de Justo Armas -según Déneke- "estaba contaminada" con tierra. 

De cualquier forma, la familia Habsburgo ha realizado en recientes fechas un examen de ADN al cuerpo de Maximiliano que se encuentra en la cripta de Capuchinos en Viena, comparándolo con el de un mechón de cabello de cuando Maximiliano era pequeño, y han concluido que es el mismo, lo cual echa por tierra la hipótesis de que hubiera sido Justo Armas. 


6.- TESTIGOS

Hubo muchos testigos de la muerte de Maximiliano, entre ellos: 

-El doctor Hilarión Frias y Soto (quien escribió acerca del fusilamiento).
-El padre Soria (cuyo testimonio es recogido por Agustín Rivera).
-El barón de Magnus (quien informó a Bismarck del hecho).
-El doctor Calvillo (quien hizo su informe médico, ya que le tocó ser designado para confirmar las muertes de Maximiliano, Miramón y Mejía).
-El doctor Szende (quien participó en su embalsamamiento y fue testigo del fusilamiento. Escribió un artículo de ello, años después de la muerte de Maximiliano).
-El cocinero húngaro Tüdos (de quien recogen su testimonio tanto el doctor Basch, como el príncipe de Salm Salm y Blasio, quienes lo incluyen en sus memorias. 
-El coronel republicano Palacios (quien informa a Basch lo que sucedió).
-Personas de la ciudad de Querétaro que lo conocían, pues convivieron con él durante el sitio.  

7.- LAS COSAS.

Las cosas que tenía Déneke en su poder, en relación al II Imperio, las pudo haber obtenido de otro modo. Después de que Maximiliano fue vencido, se subastaron muchas de sus cosas (algunas más también fueron saqueadas y/o revendidas).

------------------------------------------- O -----------------------------------------------------

Lamentablemente, las premisas de Déneke han sido tomadas por algunas personas como ciertas y las han publicado en algunos medios, no a modo de hipótesis, sino como si se tratara de una investigación seria y concluyente. De ese modo han permanecido sin ser desmentidas y cada año, más o menos por la fecha conmemorativa del fusilamiento, vuelven a salir. 
Pero más que esta historia tenga su atractivo mítico o literario, por las razones anteriores, se ha descartado que Justo Armas y Maximiliano fueran la misma persona.

ATOLE DE MAZAPÁN

 Ingredientes: -Litro y medio de leche. -Canela al gusto. -Azúcar mascabado. -Fécula de maíz (puede ser natural o de vainilla (yo lo hice na...